¡Naranjito ya es todo un cítrico maduro!

Naranjito y el Mundial de España cumplen 25 años:

Érase una vez el Mundial 82. Para un loco del fútbol, un cumpleaños de un mes; para un enemigo del balón, una tortura. Como no era normal que un fiestorro así cayera en manos de España, el país se revolucionó. Los estadios se dieron una extensa mano de chapa y pintura. Una media de 40.571 aficionados acompañó cada partido. La FIFA extendía por primera vez el torneo a 24 equipos. Se abría así paso a Camerún, Kuwait, Honduras, El Salvador y otros países sin tradición con el balón. El deporte español vivía de magos como Ballesteros y Ángel Nieto, reyes en un desierto. Nadal no había nacido, Fernando Alonso tenía once meses y Gasol, un par de años. España presentó una selección con extraña química entre jugadores del Real Madrid y la Real. No se esperaba el título, pero tampoco que se empatara con Honduras y se perdiera con Irlanda del Norte. Así que lo más inolvidable de España es Naranjito, una mascota que se ha hecho un lifting en el siglo XXI.

También pasó que Brasil vino con Eder, Zico, Sócrates, Falcao, Junior o Cerezo. Argentina, con Maradona, Kempes, Ardiles o Ramón Díaz. Alemania, con Breitner, Kaltz, Rumenigge o Stielike; Francia, con Platini, Tigana, Giresse o Rocheteau. Pero el Mundial se lo llevó Italia con Rossi, Antognoni, Conti, Zoff y muchos guerreros. Hay cosas que no cambian.

Fuente: www.marca.com

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Pues eso, que nuestra querida y carismática mascota de aquel mundial, ya tiene 25 años. Creo que aún no se habrá independizado, ni tendrá coche propio, ni ganará mil euros. Lo único que tiene es una carrera futbolística truncada porque gustaba de meterse fertilizantes químicos por el envés de su hoja. ¿Qué será ahora del pobre Naranjito? ¿Lo aceptará la sociedad ahora, tras sus excesos? Probablemente se le pueda encontrar en el "poblado de los zumosoles", recordando que algún día fue un ídolo, rodeado de otras naranjas transgénicas y llorando por su miserable existencia, relajado por el efecto de los fertilizantes, viendo como su vida se apaga...